domingo, 13 de abril de 2014

Muñecastail


Este es un tema que me viene dando vueltas en la cabeza desde hace bastante tiempo. No tengo muchos prejuicios contra las muñecas que usan las niñas (o los niños, o los perros…). Yo tenía unas Barbies a las que me encantaba coserles ropa, cortarles el pelo y esa clase de… actividades.

Pero no quiero entrar en detalles sobre las muñecas de juguete. Las muñecas que tengo en mente son las que vemos en abundancia en el arte visual, sobre todo en la ilustración. Y perdón por lo rota (que atroh), pero he visto tantas ilustraciones de este tipo que me pregunto, ¿por qué chucha las ilustradoras (y algunos del género masculino también) solo dibujan muñecas? (Excepciones hay, eso es obvio).
Cuando hablo de “MUÑECA” me refiero a una mujer/niña/muñeca/no-sé de rostro perfecto, a menudo –bastante–  cabezona, de ojos grandes y separados (influencia animé/Disney, qué se yo), de una piel lisa sin pifia alguna. Y claro, tú ves que la autora bueno, no es para decir que es más fea que la mentira (no creo en ese concepto de fealdad) tiene una “belleza” que dista bastante de la belleza idealizada de su ilustración, y más bien parece manifestar que es una muñeca frustrada (también están las ilustradoras que son muñecas inflables frustradas, pero ese es otro tema).

Pienso que una de las razones de dibujar así es porque simplemente es mucho más fácil crear a una mujer/niña/muñeca/no-sé de rostro perfecto, que a una persona de rostro común y corriente. Esto lo entiendo, porque yo aún estoy buscando una manera de poder dibujar a mis personajes sin caer en la muñequería y es difícil (así que por eso casi siempre utilizo referencia fotográfica). Sí, difícil, porque al tener el ideal de belleza y proporción tan metido en la cabeza, cuesta crear un rostro original sin que caiga en lo “deforme”. No pretendo, al menos en mi caso, llegar al extremo de la monstruosidad, sino que quisiera dibujar a una persona con un rostro común y corriente sin tener que depender en un 100% de la referencia fotográfica. 

No creo en todo caso que sea por mediocridad/pereza/paja que dibujan en estilo de muñequería.
Puede ser también por el motivo de que sus referentes tengan este estilo y las ilustradoras copian lo que les gusta sin mayor creatividad. Y ojo, que he visto que muchas manejan una buena técnica y tienen una buena composición. Lo que he observado es que no hay una mayor autocrítica en cuanto al sentido de lo que hacen. No sé si se hayan preguntado por qué dibujan de esa manera. Tal vez tengan un elaborado argumento yo y yo no tenga idea. 
O tal vez no.
Me parece que no es necesario nombrar a ilustradoras/ilustradores de ese tipo, porque creo que se entiende bien a lo que me refiero y además son muchísimos, así que es muy probable que usted se haya topado con más de auno así.

Ah, yo igual dibujo muñecos, pero son muñecos tal cual, no personas/muñecos (¿se entiende?). Además, Nusska es re fea, tiene la cara y la ropa cochina, así que no está dentro del ideal de belleza. Bueno, y Mekhintar es un muñeco griego, no muñeca… aunque está maquillado. Y también está cochino.



Y esas son las dudas infames que tengo en la cabeza. No tengo idea del origen exacto de las muñecas, no sé por qué estas niñas bien crecidas siguen “jugando con muñecas”. Tampoco sé por qué el estilo muñeca resulta más atractivo que el de un rostro “normal”.

No es mi intención ofender a nadie, sino que quiero expresar mis dudas y encontrar una respuesta ( ojalá alguien me responda, porque ignoro mucho sobre este tema).

 Como sea, la ilustración es un negocio y la gente tiene que vivir. La muñequería vende. Y este es el punto que me inquieta.
¿Cuánta gente que dibuja de esta manera se queja de la malvada publicidad que nos vende un ideal de belleza inalcanzable solo para que compremos sus productos? Y aún así, dibujan un ideal de belleza inalcanzable. No importa que se "deje en claro que solo es un dibujo y no se está representando la realidad tal cual es", porque se transmite de igual manera. ¡No subestimemos el poder de la fantasía!
Me preocupa que el "arte" enferme tal cual lo hace la publicidad.
Yo por mi parte, prefiero esforzarme para sanar.


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