miércoles, 2 de abril de 2014

Hacia lo conocido

El saber, el haber conocido, el haber aprendido algo a través de la experiencia, es muchas veces aterrador.
Es doloroso saber qué es lo que te hará bien y qué es lo que te hará daño, porque luchas por no caer rendido a eso que es un ancla atada a tu pie mientras intentas nadar hacia la superficie.
Cuando no sabes lo que te hará daño, experimentas, sientes emociones. Pero eres arrastrado por un suelo tortuoso, esta vez, anclado a un vehículo en movimiento. Ahí es cuando tienes la oportunidad de conocer. Y en el caso de que te veas enfrentado a la misma situación nuevamente, debes luchar contra el peso del ancla en un océano oscuro, hasta que lo superas cuando llegas a la superficie. Ese es el dolor que se experimenta cuando conoces (a cualquiera le dolería el tobillo con tanto peso colgando ¿no?), pero es un dolor momentáneo. Y ese mismo dolor, al mismo tiempo, produce un regocijo ya que sabemos que al fin, hemos aprendido.
Respira en paz, que ya llegaste a la superficie. Toma un bote y sigue avanzando.

P.D. Le podría haber hecho un dibujito, pero me dio paja.

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