Improvisación con sabor a mosca

Esto lo dedico a todas las comas (",") que han sido abusadas en exceso por mi persona.
ADVERTENCIA
Seres humanos: abstenerse de leer el siguiente texto. Ustedes no son capaces de apreciar la literatura de calidad para comas (excusas).

El sabor de tus ojos era como una mosca salteada en el sombrero de la vida de un mundo que no ha terminado de verter la sabiduría sobre las hojas nacidas en los dedos de las garras estelares que danzan al ritmo del delicioso aleteo de una misteriosa pluma que navega bajo las órdenes de un ejército de gnomos histéricos por saludar a la luna que se burla de nuestros principios que son finales para el horizonte de un hermoso color huano de humano que huele a la carne de una alcachofa de un ramo que un hombre arrodillado me dio al pedirme matrimonio en uno de los anillos de Saturno coronado de polvo por el tiempo que ha pasado desde que los maniquíes perdieron la batalla hasta la primera junta de gobierno de cáctus realizada mientras navegaban en vino añejo sobre un velero de vela aromática encendida para limpiar el alma de la nube impía sobre un corcho que flota en un mar que quema las heridas de un parche curita comprado en la micro al vendedor rana que salta de charco en charco para tragarse una mosca malherida que ha sido víctima de la guerra desatada entre los basiliscos y los dragones que luchan por un subsidio habitacional en lo alto de la torre de mi castillo privado con vista a un mar dulce como la sangre derramada del ojo que pide ayuda a gritos al corazón de la Tierra con la que juega el gato gigante en la gran nebulosa verdiazul que hay dentro de cada ostra que escucha el tiempo que hay entre zapateo y zapateo del súper huaso cósmico y cómico de chistes vulgares y aceitosos listos para freír a las mentes menos ágiles y más giles de taco alto con inestabilidad emocional como quien tiene en su cabeza dos polos opuestos a causa de la división política del Viejo Pascuero y de la liberación de sus esclavos chinos hacia un futuro que promete un plato de pasta con salsa de conocimientos exprimidos de un cerebro que lleva en reposo el mismo período de tiempo que lleva el corazón del mendigo remojándose en el jugo de una naranja que encontré en tu jardín encantado por los veinticinco magos que discuten acaloradamente sobre qué plato de moscas hacer de almuerzo antes de que me preguntaran cuál era el sabor de tus ojos y yo les respondí que el sabor que tenían era todo eso.

Era, porque ahora ya no les queda gusto a nada.