Psicología social
nivel escolar
Para mí la gente es todo un tema.
No es nuevo decir que me siento incómoda con la gente (unas veces más, otras veces
menos) y que muchas veces prefiero estar sola que estar rodeada por un grupo de
personas. Pero eso no es todo. Hace un tiempo tuve una experiencia que me hizo
reflexionar sobre el asunto y pude notar que el tema no es tan sencillo como
decir odio a la gente. Aquel día
estuve «compartiendo» con algunos conocidos y desconocidos mientras pasaban por mi mente cosas como: «¿Cómo vine a parar aquí?», «Me
quiero ir», «Sabía que me iba a sentir incómoda», «Me aburren este tipo de
conversaciones», «La gente no es capaz de divertirse sin alcohol», «Estas
reuniones parecen ser la instancia que buscan para recalcar lo insustancial de sus vidas», «No se
puede, al parecer, tener una conversación decente en grupo», etc. Y luego, al
conversar con una sola persona de ese grupo (a solas, se entiende), me di cuenta de la
enorme diferencia que existe entre el comportamiento de un sujeto estando en
grupo y estando conmigo (digo conmigo, porque solo he podido comprobarlo así).
En grupo se (pre) juzga mucho, se da
pie para malentendidos, se generan discusiones absurdas y muy pocos son quienes
bajan sus barreras de protección en este contexto. Entonces, en grupo,
finalmente, somos un cúmulo de capas y capas de personalidades y opiniones que
adquirimos para adaptarnos al entorno social. Esa «actitud de sujeto que está en
medio de un grupo» debe ser útil y puede encantar a muchos, pero en lo
personal me desagrada la idea de sentir que estamos fingiendo*.
Es curioso lo que sucede cuando te formas una
imagen negativa de alguien en el momento que se expresa en medio de un grupo (donde los demás
también tienden a juzgarlo), pues esta imagen cambia cuando hablas a solas con la
persona. Eso, claro, siempre y cuando tú estés dispuesto a ser abierto y a escuchar
al otro sin juzgarlo –o al menos hacer el intento– e ir más allá de una
discusión basada en una lucha de egos. De este modo logras entender, en lo
posible, el comportamiento del otro.
De todas formas, siempre están
las personas que, por más que intentes llegar a ellas no llegarás, porque
tienen una barrera de miedos tan grande que les obstaculiza incluso el propio
autoconocimiento. Y alguien que no es capaz de reconocer sus propios errores,
sus miedos, sus carencias, no podrá abrirse a uno a pesar de que aparente
tener una desarrollada habilidad social.
Por esto hago una clara
diferencia entre «persona» y «gente». Y a mí me gustan mucho más las personas.
Conocerlas podría ser, de hecho, más interesante que leer un libro. Claro, un libro
está escrito también por una persona (y esto puede sonar cliché…), pero imagina
cuántos libros interesantes que no han sido publicados están caminando a tu
alrededor, libros únicos que son terriblemente juzgados por sus portadas,
libros que podrían enseñarte más que ninguno de esos impresos en papel, libros con una visión tan llena de errores y libre de pretensiones.
Tengamos en cuenta que hay muchas personas que a pesar de tener una visión de vida opuesta a la nuestra, pueden ser muy valiosas para nosotros si llegamos a abrirles la puerta. Dejemos tanto prejuicio a un lado y démosles una oportunidad.
Tengamos en cuenta que hay muchas personas que a pesar de tener una visión de vida opuesta a la nuestra, pueden ser muy valiosas para nosotros si llegamos a abrirles la puerta. Dejemos tanto prejuicio a un lado y démosles una oportunidad.
He perdido la fe en la humanidad,
pero aún conservo la esperanza en las personas.
* Este fenómeno debe tener algún nombre, pero la verdad es que lo ignoro.
P.D. Que ando amorosa
* Este fenómeno debe tener algún nombre, pero la verdad es que lo ignoro.
P.D. Que ando amorosa
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