lunes, 3 de marzo de 2014

Me pica un alma





¿Qué has dicho? Espera, no te escucho. Tengo un oído tapado. Sí, porque ha entrado a través de mi oreja un alma intrusa un tanto... gorda. Yo diría que más bien sufre de obesidad mórbida. Pero a pesar de sus evidentes kilos de más, posee una gran belleza interior, pues está llena y rellena de voluntad y creatividad. Y sería aún más bella si tuviera unos cuantos gramos de amor, pero si sigue engordando juro que me muero de este terrible dolor de oído.
La verdad es que la muy patuda se dirigía a mi mente, pero por gorda se ha atascado en mi oído. Se podrán imaginar que la tengo que estar escuchando día y noche.
Ya han pasado un par de años y mi oído, al fin, se ha destapado. Y no porque la invasora haya hecho dieta y haya decidido retirarse dignamente. No. Ni siquiera podría decir que esta alma caprichosa se haya ido realmente, porque lo que sucedió fue que se desvaneció cuando terminé de absorber todas sus virtudes. De esta manera la obesa vida permanecerá siempre junto a la mía.

P.D. Yo también estoy gorda por estar llena de virtudes.

*Nota: No adelgazar.

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